Leyendas Toledanas


Leyendas Toledanas: La princesa Galiana


"Eran aquellos los días en que Toledo estaba bajo dominio musulmán, y reinaba un hombre llamado Galafre, quien no podía tener hija más bella que la princesa Galiana. Si bien su nombre era de miel, ¿de qué serían sus labios?. Todos los que la miraban se enamoraban de ella, sin importar su raza ni religión. Entre ellos, el fuerte gobernador de Guadalajara, el famoso Abenzaide, era su más destacado pretendiente. No pasaría mucho tiempo antes de que se pactase el matrimonio.

Pero cómo no, aunque podía tener cualquier cosa que pudiera desear, Galiana no era feliz. Podía sonreír, pero nunca tenían luz sus ojos. ¿Qué era lo que tanto la entristecía? Para ella, simplemente, la vida no tenía sentido.


"La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa?" - Emo style

Hablando con Geloria, una de sus esclavas, la princesa confesó que no estaba enamorada de Abenzaide. No le correspondía, es más, le odiaba y temía. Su carácter era demasiado fuerte, muchos le consideraban arrogante. Además no la amaba de verdad, sino que sería para él poco más que un trofeo o una conquista.

La esclava Geloria abrió mucho los ojos ante esta declaración, incapaz de decir nada. Pero Galiana, resuelta, ya había tomado su decisión: rechazaría al mismo Abenzaide, aun provocando su ira, y le pediría que no se acercara nunca más a ella.

De repente, salió de entre unas matas alguien que había escuchado toda la conversación. Se trataba de un huésped cristiano del rey Galafre llamado Carlos que, atraído como todos por la belleza de la princesa, se había acercado para observarla de cerca. Allí mismo con palabras ardientes bañadas en su acento de tierras lejanas le declaró su amor. Y ella quedó seducida por sus extraños ropajes y modales, y por su amable y joven rostro.

La pobre Geloria fue la encargada de pedir a Abenzaide que se retirase cuando éste fue a visitar a su amada al palacio, unos días después. El orgulloso gobernador no salía de su asombro. ¿Qué le había pasado a su Galiana? ¿Por qué no le quería? Lo comprendió todo días después, al recibir un mensaje en el que un noble extranjero, un príncipe, le retaba a un duelo a muerte por la princesa, que era lo que era costumbre hacer en esos casos.


Recreación para la entrada: Carlos antes del combate.

El combate se celebró cerca del río, y allí acudieron muchos. Curiosamente, despertaba más simpatías en el público el desconocido príncipe cristiano, menos arrogante y más amado por la princesa. Los mozárabes (cristianos en territorio musulmán) le aplaudían con fervor. Y la dulce Galiana, en un palco, temblaba de miedo y se negaba a mirar. En seguida se olvidó del temor y se llenó de orgullo cuando vio a su hermoso Carlos, con su brillante armadura, victorioso sobre el cuerpo, con el corazón atravesado, del adversario.

Y así, Carlos se llevó a Galiana a Francia, donde la bautizó y se casó con ella. Llegó a ser un rey conquistador, que incluso fue coronado emperador. Y el padre y el pueblo vieron partir con dolor a la flor de las flores, celosos de la suerte del hombre que a partir de entonces disfrutaría con su belleza."


¿Qué hay de real en todo esto?
Existe un llamado palacio de Galiana a la orilla del río, pero en él, en contra lo que se dice por ahí, no vivió la hermosa. Debió vivir por la zona del Arco de la Sangre, dentro de la ciudad. El castillo actual es del siglo XIV, y es la reconstrucción de un anterior palacio de recreo del siglo XI, famoso por sus jardines, quizá parecidos a aquellos en los que la tradición situaba a la princesa.


Imagen del "Palacio de Galiana", con Toledo de fondo

La leyenda, no obstante, habla de que el alma en pena de Abenzaide se paseaba por el castillo (algo posterior, insisto, a nuestra historia anterior), gritando el nombre de su amada y amenazando con destruir al pueblo de Toledo que lo había traicionado. Y fue aquí donde sucedieron hechos que hacen pensar que el fantasma cumplió su amenaza... Pero eso es otra historia.


Fonte:http://isladelosmonstruos.blogspot.com/2008/09/leyendas-toledanas-la-princesa-galiana.html