sexta-feira, 9 de março de 2012

Se penso a come ho speso male il mio tempo...

Le envié mensajeros
Con gardenias, bombones
y libros de poemas; telegramas
diciéndole: te quiero,
y todos los domingos, cuando se despertaba,
hice sonar su disco favorito.
Yo creí muy romántico ocultar mi remite,
y que el desinterés una fórmula fuera
de amar refinadísima
–y quizá, dado el caso, la única posible–.
¡Qué pérdida de tiempo!
Alguien con él comparte
mis ramos, mis pasteles y mis rimas,
y no me extrañaría –puesto que son anónimos–
que encima se jactara de elegir mis envíos
y pagarlos.
Ahora cada domingo,
me sé de sobra cuando se despiertan
y no pongo la música.
Bajo a la portería, pulso el timbre
Y no paro hasta que los interrumpo.

Ana Rossetti